Textos de Adi Shankara


Lección de Adi Shankara en Utsava Vigraha. Templo de Kamakshi, Kanchipuram.

Hay una historia unida a este texto. Se dice que Adi Shankara estaba caminando por una calle de Varanasi un día en compañía de sus discípulos. Mientras caminaba oyó el constante repetir de las reglas gramaticales que una y otra vez eran recitadas por un anciano ilustrado. Dándole pena por lo que él consideraba un esfuerzo centrado en lo temporal, se acercó a él y le aconsejó que no perdiera su precioso tiempo final y que era mejor el camino de la devoción al Señor.

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¡Adora al Señor, adora al Señor, adora al Señor!
¡O locura! Cuando el tiempo de irse ya llegó, el estudiar y repetir las reglas gramaticales no nos salvará.
¡O locura! Abandona el deseo de amasar riquezas, piensa en lo que es verdadero y apártate del placer.
Con lo que ya tienes, es decir, con lo que has recibido, con eso intenta mantener tu mente en paz.
No caigas en las tentaciones de las formas femeninas dulces y seductoras, porque son solo una forma de carne y grasa. Piénsalo bien antes.
Como el agua en una hoja de loto que es muy inestable, igual lo es la vida.
Todos los cuerpos son devorados por la enfermedad, la vanidad y el sufrimiento.
Mientras puedas ganar dinero, tus amigos permanecerán a tu lado, pero cuando no les sirvas ya no te hablarán.
Mientras haya vida en tu cuerpo, tu familia te preguntará que tal estás. Una vez que la vida se va, en la muerte, huirán de tu cuerpo.
Cuando uno es niño, busca jugar, cuando uno es joven, las chicas y cuando uno es viejo sufre de ansiedad, pero por desgracia casi nadie busca nunca a el Señor.
¿Quién es tu mujer? ¿Quién es tu hijo? De hecho, es un gran misterio pero piensa, ¿De quién eres? ¿Quién eres? ¿De dónde has venido? Oh hermano, medita aquí en esas verdades.
A través de la compañía de los santos, aprenderás el desapego, a través del desapego, llega la liberación del engaño, a través del desengaño viene la decisión de mejorar, a través de ese esfuerzo constante, llega la liberación.
Cuando la juventud ya ha pasado, ¿qué nos queda de los placeres? Cuando el agua se ha evaporado, ¿qué queda del lago? Cuando el dinero se ha acabado, ¿donde quedan las fiestas de amigos? Cuando la verdad es conocida, ¿qué nos falta?
No estés orgulloso de tu riqueza, ni de tu belleza ni de tu juventud; el tiempo se lleva todo eso.
Deja todo lo que es fruto de la ilusión y conoce al Señor, entra en él.
Constantemente pasan el día y la noche, el amanecer y el anochecer, el invierno y el verano. El tiempo vuela, la vida pasa rápidamente, y aun así no dejamos de buscar cosas.
¿Porque tanta ansiedad por los bienes familiares o por la riqueza?, es una locura. ¿Es que no hay quien quien pueda meternos en vereda en los tres mundos? Solo la santidad será el barco que te llevará a través del mar de las vidas.
El ascético con sus cilicios, el que se auto tortura, el falso espiritual que lleva ropa de religioso, son necios ignorantes que se enmascaran para hacer su negocio.
Con el cuerpo envejecido; con el pelo gris; con la boca sin dientes y caminando con un bastón, el anciano camina, se mueve mirando a las chicas. Incluso entonces, su deseo no desaparece.
Debajo de un árbol hay un asceta que medita para recibir donativos y no queda por eso libre de deseos.
Vaya uno de peregrinación, cumpla sus normas religiosas puntualmente o haga ofrendas, según todos lo libros sagrados si está desprovisto de sabiduría uno no conseguirá liberarse ni en cien vidas.
Aunque viva uno en un templo o a los pies de un árbol, duerma en el suelo, vista uno con pieles o renuncie a todas las posesiones y a su disfrute, ¿no le hará más feliz el liberarse de sus pasiones?
Ya sea que practique uno el yoga o disfrute a tope de los placeres de la vida. Ya sea que haya uno encontrado el placer de las compañías o viva en soledad. Uno solo será feliz, feliz, verdaderamente feliz, cuando ponga su mente en el Señor.
Para el que ha estudiado los textos espirituales un poco, para quien ha bebido una gota del agua del cielo, para el que adora al Señor que nos salva del demonio del ego una vez, para ese no hay miedo de morir.
Una y otra vez nacemos, una y otra vez morimos y volvemos de nuevo a un vientre materno, que viaje tan largo y tan difícil de cruzar, por eso Señor sálvame, destructor del mal, a través de tu gracia.
Un que es pobre y sin hogar, uno que anda por el camino que no busca los méritos ni teme los deméritos, un yogui cuya mente esta entregada al yoga, ese busca a Señor igual que un niño o como un loco.
¿Quien es uno, quien soy, de dónde vine, quien es mi madre y quien mi padre? Pregúntatelo y deja a un lado al mundo entero, porque es comparable a un sueño, y no tiene verdadera realidad.
En tí, en mí y en todos los sitios hay un solo Ser. No te enfades conmigo ni te pongas nervioso. Contempla el Ser en todo y abandona la ignorancia que nos hace ver las diferencias.
No luches en contra nada ni trates de ganar nada, enemigos, amigos, hijos o familiares. Si quieres alcanzar al Señor, se el mismo frente a todos ellos.
Abandona el deseo, el enfado, la avaricia, el engaño y pregúntate, ¿quién soy yo?
Son locos los que no se conocen a ellos mismo; son como prisioneros torturados en su infierno.
Hay que recitar los textos sagrados y meditar en el Señor. Hay que fijar la mente en el bien sin olvidar el repartir riqueza entre los pobres.
Es fácil caer en el disfrute, pero después el cuerpo se pone triste.
Sabemos que la muerte es el final de los caminos de este mundo, pero incluso sabiendo esto uno no renuncia a los caminos pecaminosos.
El exceso de riqueza no es bueno, así ha sido siempre, en el no hay ninguna felicidad y eso es verdad. Los ricos temen incluso a sus propios hijos, eso ha pasado en todo tiempo y lugar.
Practica la regulación de tu respiración, entrena el desapego de los sentidos, busca la diferencia entre lo eterno y lo no eterno, intenta controlar la mente con la repetición de oraciones y practica todo eso con mucho interés.
Vive en completa devoción a los pies de Señor y pronto quedarás libre de tener que volver a caer aquí abajo y reencarnarte.
Es a través de la disciplina de los sentidos y del control de la mente que contemplarás al Señor residiendo en tu propio corazón.

Adi Sankaracharia


 

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Fecha última actualización: 11/10/2023

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